ABELARDO LÓPEZ MONTOVIO, "EL TRAGAMILLAS"
Hay viejas polémicas en la historia del Olimpismo español que reaparecen de vez en cuando, cual Guadiana, siendo imposible evitarlo pese a ser polémicas artificiales y en realidad todo está aclarado hace decenios.
Un ejemplo claro de lo que comento es la participación en Amberes 1920 del nadador y auxiliar de la armada gallego Abelardo López Montovio (Cariño, La Coruña, 12 de abril de 1887- El Ferrol, La Coruña, 20 de marzo de 1963).
Lo cierto es que Abelardo López, que era un nadador de largas distancias (una suerte de David Meca de su época), había sido descubierto por el diplomático Aguilar en América del Sur, y su recomendación llegó hasta el COE que decidió imponer su participación a la recién creada Federación Española de Natación con sede en Barcelona.
En el trasfondo de esta polémica menor se escondía el enconado enfrentamiento entre el Comité Olímpico Catalán y el COE, que a pesar de la aparente tregua obtenida en Amberes, tuvo varios episodios de guerra total como la candidatura de Barcelona a los JJ.OO. de 1924 o el "caso Abelardo".
El nadador gallego apareció en San Sebastián en la concentración previa al viaje y se negó a entrenar, sus relaciones con los otros nadadores y jugadores de waterpolo (todos catalanes) eran casi inexistentes y el ambiente estaba más que enrarecido.
Ajenos a esta realidad, algunos medios de Madrid (ABC, 29 de junio de 1920) hablaban maravillas de López Montovio y estaban seguros de la medalla de oro, se le dedicaban apodos como "el tritón", "el tragamillas", "el hombre hélice" o "el fenómeno natatorio".
Era obvio que en nuestro país no existía ningún tipo de cultura de la natación e ignoraban que Abelardo nunca había nadado en una piscina, ni conocía ninguna técnica, ni se había preparado en manera alguna.
Desde el COE argumentaban que "merecía ir a Amberes porque era todo un tío" y que había batido el récord del mundo de los 1.500 metros en una ocasión, desde Cataluña se comentaba con sorna que dicho récord debió de ser cronometrado "con un molinillo de café".
Llegados a Bélgica, por fin se consigue que Abelardo se digne a entrenar y a realizar un test cronometrado, tenemos una buena crónica de dicho test firmada por "Handicap" (Manuel de Castro) en El Correo Catalán del 14 de septiembre de 1920.
Nos explica que se retiró a los 800 metros con un tiempo que, extrapolado a los 1.500 metros, daría más de 32 minutos (frente a los 22 que firmó el vencedor Norman Ross), a las críticas respondió con ataques "a los catalanes" y diciendo "que todo es envidia", posteriormente se encerró en su habitación y no salió hasta el día de competición.
Lo que ocurrió ese día lo explicó él mismo (¿quién mejor?) en una entrevista al Ideal Gallego el 24 de junio de 1961: "Resulta que mi ficha no llegó a tiempo y el jurado no me autorizó a hacer las carreras oficiales". Eso fue todo, no estaba federado y no pudo competir.
Las versiones que aún circulan y que hablan de que tomó la salida y abandonó (o fue "retirado" por su entrenador) a los 300 metros no tienen base alguna. El otro participante español en esa prueba (Joaquim Cuadrada) tampoco tuvo una actuación para recordar (último en su serie con más de 35 minutos).
Poco después Cuadrada y López se retaron a un "duelo" en la piscina que no se llegó a disputar.
Posteriormente Abelardo siguió haciendo pruebas de larga distancia (¡hasta los 65 años!) como la peligrosa travesía El Ferrol-La Coruña o remontar el Guadalquivir. En 1921 fue condecorado por su valentía durante el ciclón que afectó a la corbeta Nautilus. Falleció en 1963 a los 75 años.
En su Galicia natal su figura ha sido objeto de homenajes y reconocimiento en los últimos años, en Ferrol se organiza anualmente la "Travesía Abelardo López".
Fuentes consultadas:
-Fauria, Joan, Un olímpico para la polémica (El Mundo Deportivo, 18 de febrero de 1994),
L´impostor" (El 9, 15 de junio de 2005).
L´impostor" (El 9, 15 de junio de 2005).
-Morera, Joaquín, Historia de la natación Española, Publicaciones del COE, 1965.
Comentarios
Fernando, he disfrutado con lo que he aprendido pero además, creo que está escrito de una forma tan interesante, que hace aún más apasionante la lectura.
Reinaldo José Enríquez Babio ( Argentina)